Por Eduardo Valero García
Las V Jornadas madrileñas de novela histórica recorren Madrid desde Complutum hasta el siglo XX. La sección correspondiente al Madrid Medieval no puede estar mejor representada que por José Manuel Castellanos Oñate, uno de sus más relevantes y activos investigadores.
Castellanos Oñate, Licenciado en Arquitectura, profesor de Enseñanza secundaria, es especialista en investigación y documentación de la historia medieval de esta villa matritense. Sus trabajos han sido publicados en revistas de historia, en los Cuadernos Medievales (Universidad Nacional de Mar del Plata. República Argentina) y en los Anales del Instituto de Estudios Madrileños, entre otras publicaciones. Además, ha participado en conferencias y rutas guiadas.
Ruta guiada por el Madrid medieval junto a miembros del grupo Historias matritenses. De iquierda a derecha: Belén Montilla, Malele Caro, Eduardo Valero y Nieves Vidal. |
Hombre tranquilo, sencillo y amabilísimo, viene ofreciendo sus conocimientos desde hace años a través de una importante variedad de libros y artículos que muestran aquel Mayrit casi desaparecido; ese Madrid del que en ocasiones aparecen vestigios al horadar el suelo la piqueta municipal o privada. Es en esos momentos cuando el “maestro” del medievo madrileño lucha por la conservación y señalización de los elementos arquitectónicos resurgentes de la primitiva ciudad. En esta tarea de defensa del patrimonio le acompañan, entre otros, los miembros de La Gatera de la Villa, emblemática revista online dedicada a temas madrileños.
Algunos de los libros de José Manuel comparten autoría con la conocidísima investigadora Isabel Gea Ortigas, y con las excelentes ilustraciones de Pedro López Carcelén. Pero otros, de única autoría, son indispensables para conocer no sólo los orígenes de la ciudad sino también de los madrileños de antes; me refiero a su obra 40 Linajes Madrileños, libro editado en 2017 por la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía y el Real Cuerpo de la Nobleza de Madrid.
Su labor incesante de investigación suma excelentes recreaciones, minuciosas y exactas, sobre edificios desaparecidos; es el caso de la primitiva mezquita, después iglesia, de Santa María de la Almudena.
Muchos de estos conocimientos están al alcance del lector en su blog El Madrid Medieval, su canal de YouTube y también desde su página personal de Facebook.
Antes le definía como un hombre tranquilo, sencillo y amabilísimo, ahora añado su modestia, porque siendo tan versado en la materia, jamás dará muestra de ello sino a través de su obra; cualidad ausente en estos tiempos de autovaloraciones tan rimbombantes como las de “experto”, “el que más sabe de…” y otras medallas que poco lucen. Para muestra, estas palabras suyas escritas en Memorias medievales de Madrid (2013):
Cuando Madrid me propuso que yo escribiese, a su dictado, unas memorias medievales que tenía intención de sacar a la luz, me sentí halagado. Yo carecía de méritos suficientes para tal encargo, pues no creo que unos pocos cientos de páginas publicadas fuesen credencial bastante para merecer la confianza que mi villa me brindaba. Supongo que lo hizo, simplemente, por poner la empresa en manos de alguien lo bastante inexperto como para que no se atreviese a corregirle la plana en sus recuerdos. A pesar de todo, acepté encantado. Lo que a continuación podéis leer es el relato, palabra por palabra, que Madrid me dictó y que yo, fiel notario, os traigo aquí sin añadido ni enmienda. Mi trabajo, largo pero entrañable, acabó con el último punto final de estas páginas. Ahora que las tenéis delante -yo echo de menos, sin embargo, la gracia y la pasión con que Madrid las desgranaba-, permitid que os las recomiende encarecidamente.
Y parece que Madrid continúa animándole en esa apasionante tarea de rescatar su historia y de quienes formaron parte de ella. Así es que su última aventura -porque aventura es para un investigador ir más allá de lo historiado-, ahonda en la historia y andanzas de la capilla de Santa Ana, de la iglesia de Santa María.
Castellanos Oñate, inmerso en antiguos papeles de archivos, ha seguido la pista de la capilla hasta conseguir llegar al lugar donde están enterrados sus fundadores, Juan de Vozmediano y Juana de Barros, en la Sacramental de Santa María. Ya no existen las lápidas, pero el incansable y riguroso investigador localizó el punto aproximado bajo el cual reposan sus restos. Dicho así, tal y como me lo contó el protagonista del hallazgo, resulta emocionante.
Para la Asociación Verdeviento, y para quien suscribe, poder rendir en las presentes Jornadas un homenaje a José Manuel Castellanos Oñate representa un gran honor, además del justo reconocimiento y muestra de agradecimiento por la valiosa obra que nos ofrece.
Os invitamos a conocer y disfrutar del trabajo de Castellanos Oñate a través de los siguientes enlaces a sus publicaciones. Para acceder, clicar sobre las imágenes.
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