30 de noviembre de 2020

Alcalá de Henares. La Complutum romana. Por Esperanza Varo (Segunda parte)

 

Segunda parte: La alimentación - Circulación en las calles - Impartir justicia - La higiene y el aseo - La laandería-tintorería (Fullonica) - Los jardines - Culto a los dioses - La noche en la ciudad - Economía - Sociedad - Cultura y mentalidad - Ciudad de los muertos.
 

LA ALIMENTACIÓN 

    La comida, además de ser una necesidad para sobrevivir, en las familias más importantes era también un acto social donde se servían refinadas y elaboradas recetas. En la mañana se tomaba un desayuno fuerte, el ientáculum (pan, galletas, queso, huevos, miel, aceitunas o fruta); al mediodía el prándium, un pequeño almuerzo (sopa de legumbres, verduras en vinagre, un pedazo de queso, carnes embutidas, un poco de pan y fruta seca), y al atardecer la comida principal, la cena. Para las clases populares la comida principal estaría compuesta por unas gachas, las puls (harina de cereal, agua, sal y grasa) y para las clases más ricas, un menú compuesto de varios platos: una entrada o gustatio (abundantes entradas con salsas y vino con miel), un plato fuerte, o primae mensae (platos de carne y pescado) y por último un postre o secundae mensae, compuesto por frutas, dulces o piezas saladas como embutidos o quesos. A veces la cena se terminaba con la comissatio: brindis a base de bebidas alcohólicas. 

 

CIRCULACION EN LAS CALLES 

Ilustración propiedad del Ayto. de Alcalá de Henares

    Las calles de nuestros pueblos y ciudades siguen el modelo empleado por ellos. Las calles de las ciudades romanas tenían el pavimento empedrado, y a cada lado amplias aceras para los peatones. Los romanos construyeron las aceras de mayor altura que la calzada para impedir que los vehículos las invadieran y atropellaran a los peatones. 

    Por las vías circulaban palanquines con sus porteadores, y los carros tirados por bueyes y mulas con las mercancías con que abastecían a las tiendas o tabernae de los pórticos. 

    Los pórticos constituían un detalle de buena arquitectura reservados al tránsito de los peatones, propiciaban la vida en la calle, protegían de la lluvia y del frío en invierno y del calor asfixiante en verano. Esta costumbre urbanística de los romanos continuará en la Edad Media, y en España dará lugar a las características calles y plazas soportadas. 

    Otro elemento muy importante de la arquitectura urbana eran las cloacas. No pueden verse porque corrían bajo las calles, y servían para recoger las aguas residuales, fecales o pluviales y llevarlas fuera de la ciudad. Esto fue una de las grandes aportaciones de la cultura grecorromana a la vida urbana, y sirvió para mejorar mucho la salud de sus habitantes.

Ilustración propiedad del Ayto. de Alcalá de Henares

    En Complutum se trazaron 15 decumanos (calles con orientación este-oeste) y 16 cardos (calles con orientación norte-sur), ocupando una extensión aproximada de 48 hectáreas que llegó a albergar a una población estimada entre los 10.000 y los 15.000 habitantes, en su época de apogeo, antes de la crisis del siglo III d.C. Como en casi todas las ciudades romanas, dos ejes dominaban Complutum como avenidas principales: el Cardo Máximo y el Decumano Máximo, en cuyo cruce o en sus inmediaciones, se levantaban el Foro, las zonas comerciales, los principales edificios públicos y religiosos y las casas de los ciudadanos más importantes.

    El Decumano Máximo es en el caso de Complutum la calle más importante, porque coincidía con la vía que procedente de Emerita Augusta (Mérida) y Toletum (Toledo), se dirigía a Caesar Augusta (Zaragoza), siendo la principal vía de la ciudad.

Ilustración propiedad del Ayto. de Alcalá de Henares

    Se entraba a la ciudad por la puerta occidental. Los viajeros se encontraban una fuente donde se veneraba a las ninfas y a la diosa Diana, y que ha llegado a nuestros días conocida como "Fuente del Juncal". En el extremo sur del Cardo Máximo, en la ribera del Henares, otra fuente, la llamada de la “Salud”, desempeñaba una función parecida. Esta fuente estaba ubicada en lo que por entonces era un pequeño puerto fluvial, usado para el trasporte hasta Complutum de las mercancías procedentes de las explotaciones agrarias cercanas en las confluencias del Jarama a lo largo del valle del Henares. 

 

IMPARTIR JUSTICIA 

Ilustración propiedad del Ayto. de Alcalá de Henares

    Los juicios se impartían en la basílica, eran públicos, por lo que la basílica siempre estaba muy concurrida. En el Imperio Romano las ciudades gozaban de un alto nivel de autogobierno, pero la impartición de la justicia, que ellos consideraban un pilar de su civilización, era uno de los elementos que se reservaba para sí mismo el poder central de Roma. En épocas antiguas los poderes del juez se atribuían a los pretores, pero con la enorme expansión del Imperio y las progresivas reformas, había magistrados específicos (los prefectos) designados para impartir la ley en provincias y en ciudades de rango medio. El procedimiento judicial de los romanos era básicamente muy parecido al actual: además del prefecto que actuaba como juez, existían unos secretarios que tomaban nota de lo que ocurría y dejaban por escrito la sentencia que luego se colgaba físicamente en la pared. Había un abogado defensor, un abogado acusador, hombres armados para mantener el orden, y por supuesto estaba el reo. Había turnos de palabra que se medían con un reloj de agua (clepsidra). 

    La Basílica en Complutum fue construida en época del emperador Claudio, entre los años 50 y 60 d.C. y reconstruida a finales del siglo III d.C. Era una especie de juzgado que en Complutum incorporaba también una serie de salas para reuniones con el fin de cubrir necesidades de la administración pública y el gobierno de la ciudad. Se localiza en un lugar fundamental dentro del trazado urbano, junto al foro y otros edificios públicos como unas termas, el cuadripórtico o el auguraculum. Las basílicas eran edificios muy reconocibles en todo el mundo romano. Solían consistir en una nave principal, rodeada de un pasillo de naves paralelas, dentro se instalaban los tribunales de justicia. También, en ocasiones, podían tener más funciones aparte de la judicial, por ejemplo, ser un centro para negocios.

Fotografías propiedad del Ayto. de Alcalá de Henares


 LA HIGIENE Y EL ASEO 

Fotografías propiedad del Ayto. de Alcalá de Henares

 y fotografía del Ayto. de Alcalá de Henares El paso por las termas se convirtió en una exigencia diaria que regulaba el ritmo vital de las jornadas vespertinas de los romanos. Sobre las cinco de la tarde todos los romanos, sin importar la clase o estatus social, abandonaban sus quehaceres y acudían al unísono hacia las magníficas y esplendorosas estancias reservadas para la higiene y el placer del cuerpo y el espíritu. 

Ilustración propiedad de Carlos Fernández del Castillo
    Hombres y mujeres por igual, acudían en busca del baño en sus distintas modalidades. Los edificios termales no sólo estaban dedicados a la higiene corporal, también servían para pasar el tiempo libre. Eran unos lugares ruidosos y activos. 

El protocolo del baño debía ser complejo y muy variable, aunque sabemos que, en general, algunos médicos recomendaban una secuencia básica templado-caliente-frío, que se intercalaría con ejercicio físico, masajes, sauna, etc. 

    Las termas en Complutum fueron transformadas en curia a finales del siglo III d.C.; son tres conjuntos termales (por lo menos), baños públicos donde acudían todos los complutenses. 

 

LAVANDERÍA- TINTOTERÍA (FULLONICA) 

Ilustración propiedad del Ayto. de Alcalá de Henares

    Es un negocio donde se lavaba y cuidaba la ropa de los complutenses que instalan fuera de la ciudad para evitar el olor de su principal materia prima, la orina. 

 

LOS JARDINES 

Ilustración perteneciente al Ayto. de Alcalá de Henares

    Los romanos eran grandes aficionados a los jardines, la naturaleza cultivada y ordenada para su disfrute. Incluso existía el oficio especializado de cultivar los jardines y al esclavo que lo realizaba que se le llamaba topiarius (jardinero). Había jardines privados, en las casas, pero también grandes jardines a modo de parques públicos. 

    En Complutum había paseos, estructuras semicirculares a modo de bancos corridos para sentarse y reunirse, además de pequeños estanques o fuentes al exterior. Contaba con especies autóctonas, pinos, encinas…., pero también abundaban las especies exóticas, palmitos, jazmines, cedros y varias plantas de flor, como las liliáceas (especie de pequeños claveles). Estas especies son meridionales u orientales (en la Antigüedad, por ejemplo, el cedro representaba a las regiones del Levante del Mediterráneo), y debieron suponer complejas operaciones de jardinería para adquirirlas en lugares alejados e implantarlas con vida en Complutum. 

 

CULTO A LOS DIOSES 

Fotografía propiedad del Ayto. de Alcalá de Henares

    El dios romano más frecuente en Complutum parece ser Marte. El culto a las divinidades menores, como las Ninfas y los Lares, es muy bien acogido desde el principio por los indígenas, que encuentran mayor facilidad en asociarlas a sus dio¬ses, y las aceptan mejor que a las divinidades de la religión oficial. En Alcalá de Henares hay un siervo, Attalus, perteneciente a la familia de los Cornelii, que dedica una inscripción a las Ninfas a principios del Imperio. Este caso, como las otras dedicaciones a las Ninfas, son probablemente la continuación de un culto indígena, asociado muy pronto al romano. El conjunto de las dedicaciones de Complutum y su zona cercana nos aporta los nombres de varias divinidades romanas, siete concretamente, y, en cambio, ningún testimonio de dioses indígenas, de lo que se deduce un alto grado de romanización. En Complutum, como en el resto de provincias romanas, se adora a Júpiter, Juno y Minerva, a Mercurio, muy especialmente a Hércules, a Baco, Diana y Marte. 

    En muchos lugares del imperio se potenciaba el culto a la diosa Diana, se preparaban festines y procesiones por sus festividades, y en ellas se paseaban estatuas por la ciudad, se cantaba y se bailaba. El festival dedicado a la diosa Diana tenía lugar el 15 de agosto. El festival era una celebración muy compleja que tenía lugar durante tres días, y donde se celebraban rituales muy precisos. La procesión era dirigida por una sacerdotisa y requería una exhaustiva preparación. 

AUGURACULUM 
    A este edificio lo denominaron así porque encontraron una gallina enterrada dentro del edificio; sin embargo, no es seguro que se dedicara a esa actividad, puesto que es un pórtico que está cerrado y los augures necesitaban una zona que estuviera abierta; quizás podrían ser las estancias privadas de los augures, en las que atenderían al público. Los augures usaban gallinas sagradas para predecir o augurar el destino o futuro inmediato, que era fundamental para programar la vida de los ciudadanos y la misma actividad pública. Se han encontrado dos pozos de ofrendas y seis pequeños depósitos de sacrificio con restos de ofrendas. 

 

LA NOCHE EN LA CIUDAD

Fotografía propiedad del Ayto de Alcalá de Henares

    Cuando tenían que moverse por la ciudad después de la caída del sol, los romanos tenían que llevar linternas, unas lámparas de mano de bronce que incorporaban un pequeño depósito de aceite, que era el combustible universalmente utilizado para iluminar, aunque a veces también se utilizaban las velas de cera de abeja y el sebo. Algunas tabernas, incluso algunos edificios significativos, seguramente la mayoría de los sitios religiosos podían tener iluminación nocturna, pero no existía una iluminación generalizada. Por tanto, moverse por la ciudad de noche era complicado, y en algunos sitios, hasta peligroso. 

 

ECONOMÍA 


    La economía de Complutum giraba en torno a la agricultura que estaba vinculada a la explotación agrícola de las márgenes del río Henares; la ganadería y el comercio. Con respecto al comercio hay que decir que una parte importante del mismo se realizaba por vía fluvial, ya que era un medio de transporte rápido y menos costoso que el terrestre. Complutum desarrolló una importante actividad comercial, en base a su buena localización dentro de la red viaria romana que atravesaba la Meseta. 

Ilustración perteneciente al Ayto. de Alcalá de Henares
    Parece que el intercambio de artículos de primera necesidad: trigo, lanas, vinos, etc. fue más importante que el de artículos de lujo. Sería especialmente relevante el comercio de productos desde la costa mediterránea hacia el interior. 

    Se constatan la existencia en las afueras de Complutum de una serie de explotaciones de carácter agrícola (villae), que se inician en época altoimperial y que tendrían su mayor auge en los siglos IV y V d.C. 

    Un ejemplo de este tipo de villae serían: 

- LA VILLA DEL VAL, situada en las afueras de la ciudad, parece ser que abastecía de productos agrícolas y ganaderos, y donde se criaban caballos para los grandes espectáculos de los circos de muchas ciudades del Imperio. Destaca en ella el “mosaico del auriga”. 

- VILLA DE LA MAGDALENA, donde se fabricaban las tejas para los edificios de la urbe.

 

SOCIEDAD 

    Desde el momento en que Complutum entra de lleno en la órbita romana, debieron llegar a la ciudad familias de otros puntos que, en los casos en que poseyeran una fortuna considerable, se convertirían en la más alta élite local, y ocuparían las magistraturas al cambiar el status jurídico. Desde fecha temprana, hay constancia de familias con nomina y cognomina importantes dentro de Complutum. Estos grupos familiares se completan en ocasiones con los libertos, cuyos nombres, en muchos casos, demuestran quién ha sido su antiguo patrono. Los Caecilii, Aemilii, Valerii, Iulii, Cornelii, Licinii y Nonii están presentes y suficientemente documentados en Complutum desde los primeros momentos del Imperio. En algunos casos, se trata de individuos con nombres plenamente romanos, y otros son personas con nomen romano y cognomen indígena o griego. Las familias más acomodadas, al producirse el cambio jurídico, se encuentran en una situación inmejorable para ocupar las magistraturas e integrar el ordo decurionum. Si la epigrafía ha permitido conocer algunas de las familias que en los primeros siglos del Imperio formaron la élite municipal complutense, también nos sirve para documentar la composición social de parte de la población, como son los libertos y esclavos de la ciudad. 

Los libertos forman un nutrido grupo en relación con las más importantes familias a las que han servido antes como esclavos. La fidelidad y reconocimiento de muchos libertos ante los antiguos patronos permite ahora conocer, no sólo su condición social, sino la posición que alcanzaron algunos de estos individuos libertos, lo que les permitió incluso tener sus propios sirvientes. Queda documentada la promoción social de algunos de estos libertos, como es el caso de L. Iulius Secundus, cuya dedicación al Panteón Augusto indica que llegó a sevir augustal, lo cual además puede dar idea de que detrás de este honor había una fortuna personal. 

Esclavos. El número de esclavos representados en las inscripciones no es elevado, pero los pone en relación con determinadas importantes familias a las que consta que pertenecían (Aemilii, Cornelii) 

Extranjeros. Complutum debió convertirse muy pronto en lugar de atracción para individuos de otros lugares, especialmente de aquéllos que por sus actividades pudieran sacar provecho de la vida de la ciudad. Los individuos que especifican su origen no complutense en las inscripciones abarcan un período de algo más de un siglo. El testimonio más antiguo es del siglo I d.C.; se trata de Valerius Valerianus, segontino, muerto a los 22 años. En el siglo II d.C. hay varios casos de inmigrantes; uno de ellos parece ser Fanius Caecilius Polychronius, que figura en el epígrafe funerario de su liberto Caecilius Caecilianus a finales del siglo I d.C. Probablemente de esa misma época son también Licinius Iulianus y su madre Iulia, que llegaron a Complutum procedentes de Uxama, ciudad en la que están ampliamente documentados los Licinii. A finales del siglo II d.C., G. Annius y Magia Atia, quizá un matrimonio, estaban también en Complutum, a donde habían llegado procedentes de Clunia.

 

CULTURA Y MENTALIDAD 

Ilustración propiedad de Carlos Fernández del Castillo
    Se habla en latín, la lengua oficial de todas las partes del Imperio, pero los más cultos hablan, leen y escriben en griego, se paga en ases, sestercios y denarios, y se rige por las leyes romanas. 

    Los niños eran educados en el entorno familiar por sus madres hasta los siete años, ya que para los romanos la familia era el medio natural donde debían crecer y formarse. A partir de los siete años pasaban a la escuela, que en épocas del Imperio contaba ya con tres grados distintos: la educación primaria, frecuentada tanto por niños como por niñas, donde aprendían a leer y a escribir; la educación secundaria, mucho menos difundida, donde se aprendía la teoría gramatical, geografía y mitología, que también estaba al alcance de las mujeres; y finalmente la enseñanza superior, donde se enseñaba el arte de la oratoria. 

    Para el Imperio era muy importante la alfabetización de la población, ya que la escritura era su vía fundamental de propaganda. En la mayoría de las ciudades medianas, como es el caso de Complutum, no se conocen con precisión los sitios donde se desarrollaría la formación de los niños y jóvenes. En cualquier caso, parece que en la mayoría de las ocasiones los romanos no tenían colegios con aulas, como ocurre en la actualidad, sino que gran parte de la formación era peripatética, es decir se impartía paseando en jardines o en espacios abiertos y agradables, aunque también quizá ocasionalmente en lugares cerrados. 

Ilustración perteneciente al Ayto. de Alcalá de Henares
 

    En Complutum se ha identificado un edificio que probablemente servía para desarrollar algún determinado tipo de educación: la llamada casa de Hippolytus que podría ser el lugar donde los niños que aún no han cumplido los doce años podrían haber recibido todos juntos, sin tener en cuenta el sexo, su formación en el cuadripórtico. Consistía en un gran patio central que estaba rodeado por cuatro pórticos (de ahí su nombre), de forma que cada pórtico daba acceso a una nave edificada. En él, el magister ludi enseñaría a los niños a leer sobre papiros, calcular sobre ábacos y a escribir con los stilos sus primeras letras, que ensayarían sobre sus tabletas de cera.

 

CIUDAD DE LOS MUERTOS 

    Los accesos a la ciudad de Complutum estaban rodeados por áreas funerarias. En ellas se entremezclaban grandes mausoleos, propios de familias acaudaladas, con enterramientos más modestos, coronados tan solo con estelas y lápidas. Estas necrópolis solían estar distribuidas siguiendo la alineación de las calzadas que llegaban hasta las ciudades. El Área Funeraria de Las Matillas se localizó al Oeste de la ciudad de Complutum, cerca del tetrapylon y las fuentes de la ciudad. 

    La necrópolis de Las Matillas formaba parte de un ámbito funerario más amplio, el denominado ‘paisaje sagrado’ que se extendía hacia el Oeste y el Sur, hasta unirse con el área sagrada del mausoleo de los Annios y la zona de El Juncal.

 

Esperanza Varo
 
 

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