26 de octubre de 2020

Galdós. Maestro de las letras modernas. Entrevista a Germán Gullón

 

 

 

 

 

 

 

 

GERMÁN GULLÓN

 

Mucho se ha hecho esperar esta última biografía sobre Benito Pérez Galdós escrita por Germán Gullón cuya admiración por Galdós ya dejó patente su padre, el crítico Ricardo Gullón. En 1960 este le dedicó su mítico ensayo “Galdós, novelista moderno” con estas palabras: “A Germán, galdosiano de la nueva generación”. Vamos a descubrir con esta entrevista cómo ha sido el proceso de acercamiento a don Benito en estos sesenta años. 

 

 "Desearía que leyéramos la obra de Galdós como si fuera un gran mural...".

   

    Germán, sesenta años después de la dedicatoria de tu padre, le dedicas tu biografía. ¿Fue algo premeditado o cosa del destino? 

    Fueron cosas del destino y algo más. La familia Gullón siempre estuvo relacionada con Galdós. Pío Gullón le favoreció en el Congreso, encargándole tareas importantes, como presidir la comisión encargada de celebrar el nacimiento de Alfonso XIII. Mi abuelo fue un ferviente lector suyo y mi padre heredó ese entusiasmo de su padre. Lo que nos une a los cuatro en el interés por Galdós es su postura ética, la defensa de los derechos humanos y de la educación, y la defensa de la decencia en la conducta social. Todo ello exento de las galas de la vanidad que tanta desnudez moral oculta. Galdós es un modelo, que desafortunadamente no está vigente. 

 

    Tu trabajo no tiene la estructura cronológica convencional de una biografía. Dices en sus primeras páginas que no haces un “recuento de la existencia de Galdós de la cuna a la tumba”. Cuéntanos qué te llevó a desarrollarlo de esta forma.

    Mi biografía sigue el modelo anglosajón, es decir se acerca al personaje a través del contexto en que se presenta su vida y su obra. Conocer la intimidad de una persona es imposible e incluso una ilusión romántica. Ni nuestros seres más cercanos saben de uno las interioridades del ser. Y menos si se trata de un hombre que hizo todo lo posible por ocultar sus sentimientos. Lo que sí podemos analizar es cómo a una persona le forma su entorno, sus estudios, sus lectores, el medio socio-cultural en que se mueve. Sobre esos aspectos reposa mi trabajo. 

 

    Muchos habrán pensado ¡Otra biografía de Galdós! ¿Realmente se necesitaba otro libro sobre su vida? ¿Qué deseabas aportar como novedad?

    Primero, creo que las biografías van añadiendo conocimiento del autor. Algunas de las aparecidas no son propiamente biografías, porque los autores no son especialistas de Galdós ni conocen su obra literaria. Nacieron al calor de la oportunidad comercial del centenario. Mi biografía se necesitaba por muchas razones, presentar a Galdós en sus múltiples caras, no sólo la de autor literario, una de las novedades, presentarle como un innovador formal de la novela, un aspecto de su obra al que he dedicado miles de horas de estudio, y, sobre todo, lo que ningún biógrafo ha hecho hasta el momento: situarle en el puesto que le corresponde, el de maestro de las letras modernas. El punto de enlace, junto con Clarín y Pardo Bazán, entre el realismo y el simbolismo o modernismo. Cuando digo devolverle, quiero decir, devolverle el puesto que la vanidad de ciertos escritores modernistas le robaron. También mi condición de profesor de literatura comparada y experto en traducción me permite defender el carácter europeo y universal del canario. De hecho, no concibo un biógrafo de Galdós que no conozca los idiomas que él sabía, inglés y francés. 

 

    Nos parece que tu biografía incide en conocer a Galdós desde un punto de vista psicológico, a través de sus escritos y costumbres. Conocemos más bien poco de don Benito: que era observador, tímido, prudente…¿Qué es lo que más admiras de él como persona y como literato?

    Admiro sobre todo su decencia y el calor humano que crea en sus páginas. Es el hombre que modernizó el sentir humano cervantino, una de las riquezas culturales españolas. Tienes mucha razón al sugerir mi psicologismo, lo que quiere decir que me baso en una visión del ser humano en que hay un hacerse de la persona, es decir, una condición del individuo que le permite cambiar y madurar su carácter. 

 

    Cito textualmente tus palabras: “Nunca deja de sorprenderme que al hombre que dominó el s. XIX, que bien podríamos denominar el siglo de Galdós, pues sus crónicas abarcan del 1805 al 1912, sea tan mal entendido y se le escatime el aprecio”. Parece que es algo que viene de lejos y no tiene intención de corregirse ¿no es así?

    Así es. Pienso que las personas como Galdós, o Giner o Clarín, son siempre los perdedores en la cultura española. Son sus figuras claves, nuestros mejores, su obra contiene un retrato de la sociedad española moderna, pero su ejemplarizad personal siempre queda en segundo lugar, porque el astuto, el hombre que sabe venderse, el oportunista triunfa y se lleva las glorias. Dickens, Balzac, por mencionar sólo dos escritores, son considerados indispensables en sus respectivas culturas, mientras Galdós en la nuestra es ninguneado este mismo año por Javier Cercas y por Mario Vargas Llosa. 

 

    Dramaturgo, novelista, periodista, crítico musical, dibujante…Incluso se han publicado recientemente unas poesías galdosianas. Era Galdós un hombre versátil. ¿Crees que consiguió destacar en la disciplina que más le gustaba?

    Todas esas caras no eran consideradas en absoluto hasta la Exposición del Centenario que estuvo en la BNE y ahora está en la Casa- Museo en Las Palmas, y me alegro enormemente que este aspecto se haya reconocido. No es que fuera un hombre versátil, sino que era un hombre con numerosas aptitudes. Todo en mi opinión lo hacía bien. Lo mejor sin duda sus novelas, de valor universal; de valor nacional son sus ensayos políticos y musicales. 

 

    Vayamos por partes. Hay algunos puntos de tu ensayo que desvelan o por lo menos matizan situaciones que se han dado por sentado desde hace muchos años. Nos gustaría tratarlas contigo. La primera, su vida personal. ¿Cómo fue la relación con su familia, sus hermanas, su sobrino…? ¿Cómo debió ser un día en la casa de los Pérez Galdós?

    La vida familiar suya era la típica de una familia burguesa de clase media. Su relación con su familia fue excelente, pues lo cuidaban con mimo. Pronto supieron que Benitillo triunfaba en el mundo literario y político, si bien las mujeres de la familia entendían poco de sus asuntos literarios. Su sobrino José Hurtado de Mendoza fue muy cercano, le acompañó en viajes, y le apoyó en todo cuanto pudo, pero tampoco creo que Galdós le confiara sus intimidades. De hecho, nada sabemos a través de él de trascendencia biográfica. 

 

    “Él vestía igual en la mesa del despacho, en la redacción del periódico, que en la calle. Intelectualmente seguía en las huellas de Mariano Larra, adoptando su actitud de que escribir en España asemeja al llorar”. Si además recordamos que Galdós tuvo un choque económico con su editor que casi le lleva a la ruina, no es desacertado decir que la situación de los escritores no ha variado mucho desde el s. XIX. ¿Cómo consiguió sustentarse y sustentar a la familia don Benito?

    No hay que olvidar que su primer apoyo económico vino de Domingo, su hermano mayor, y de su mujer, Magdalena Hurtado de Mendoza, es decir, de unos dineros ganados en Cuba, indianos. Luego Galdós fue ganando dinero, pero nunca fue mucho. Sólo con el teatro gana bastante dinero. 

 

    Su relación con las mujeres ha sido polémica en el s. XIX e incluso en el XXI. Cuéntanos cómo era el Galdós hombre y cómo influyó esa relación personal en la creación de sus personajes como Isidora Rufete, Fortuna y Jacinta o Tristana. 

    No quiero entrar en polémicas sobre el tema. Únicamente puntualizar la importancia de sus relaciones con la mujer, el despertar de sus sentimientos amorosos, que le permiten crear personajes femeninos únicos. Su posición con respecto a la mujer es la común en la sociedad patriarcal española, aunque su trato con personas como Lorenza Cobián y Pardo Bazán, entre otras, le permitieron entender la injusta situación de la mujer, y por ello sus novelas plantean los dilemas de su posición social. 

 

    Galdós ha sido visto según los intereses ideológicos de cada momento: Galdós anticlerical, Galdós republicano, Galdós nacionalista…¿Con qué debemos quedarnos y qué debemos matizar? 

    Anticlerical, desde luego, republicano también, y nacionalista en la medida en que defiende un modo de sentir la riqueza cultural de su país. 

 

    El fallido Premio Nobel nos sigue doliendo, incluso este año se propuso darle un premio honorífico. ¿Habrá alguna manera de enmendarlo? 

    La gloria de Galdós no depende en absoluto de la negación de un comité de políticos y administradores suecos. Los mejores escritores modernos, ni Zola, ni Proust, por decir dos nombres, tampoco lo recibieron, y su valor sólo lo negará la ignorancia. 

 

    No quisiéramos despedirnos sin recomendar los videos que publicas en Youtube sobre el mundo galdosiano, que ya tienen muchos seguidores. ¿Cómo surgió la idea? 

    Surgió por una petición de gentes que acudieron a la Exposición de la BNE, y que después nos pidieron uno sobre Sorolla, y así empezamos a rodar las cosas. Luego vimos que el comercialismo se iba a comer el centenario, que los periódicos se llenaban de noticias falsas, de apreciaciones incorrectas. Cuando leí tu novela sobre Galdós me encantó ver la buena documentación que usaste, pero esa no es la tónica general. Lo normal es seguir rodando medias verdades.

 

    Es imposible comentar todas las impresiones que causa tu biografía una vez leída. Son tantas como los sentimientos contrapuestos que genera Galdós. ¿Qué deseas puntualizar en este año 2020, centenario de su fallecimiento, que nos sirva para conocer mejor a don Benito? 

    Desearía que leyéramos la obra de Galdós como si fuera un gran mural, que de cerca permite ver las figuras representadas, muy realistas, los ciudadanos de la España secular moderna, y sus lugares, y, a la vez, observar cómo en esos retratos hay aspectos velazqueños y goyescos, sugerentes, abocetados, donde hallamos los huecos donde se manifiesta la sensibilidad individual. Y contemplar ese mural, hecho de novelas, episodios nacionales, y dramas, bañado por la luz española que ilumina los cuadros de Emilio Sala y de Joaquín Sorolla. La verdad humana hecha de realidad y color por el maestro de las letras españolas modernas. 

 

Una entrevista de:
Carolina Molina
 
 

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