Esta ha sido una de las razones de no tocar absolutamente este texto, que aunque antiguo, creo que aporta notas de interés .
GALDÓS Y EL TEATRO EN PROVINCIAS: Antonio Vico y el desconocido estreno de Realidad en Galicia
GALDOS Y EL TEATRO
Cuando nos referimos al teatro no hablamos sólo de una obra literaria o de un espectáculo, sino que nos enfrentamos con un mundo mucho más complejo. El teatro es un arte antiguo, mágico y fugaz en el que se entremezclan múltiples manifestaciones artísticas, literatura, música, pintura, danza, mímica, voz, formas, luz, sonido; todas ellas y muchas otras tienen cabida en el misterioso mundo del teatro, que a pesar de lo efímero de su universo representativo y estético es como un gran caleidoscopio en el que podemos observar la sociedad en la que se crea la obra y para la que ésta es creada. En el estudio de una pieza teatral hay que tener en cuenta las diversas expresiones artísticas, como el texto literario y la puesta en escena, pero también un sinfín de elementos que la rodean, condicionan y que, a la vez, permiten conocer el entramado en que esa representación escénica ve la luz. De esa variedad de factores a considerar en una creación teatral, los más esenciales para su representación y evolución, aparte del texto literario, son el autor, los actores, la crítica y el público.
En las últimas décadas del siglo pasado en España preocupaba profundamente la polémica situación de nuestra escena sobre todo si se comparaba el decadente estado del teatro en nuestro país con las innovaciones y aportaciones que se estaban produciendo en la dramaturgia europea. En los análisis que se hacían desde diversas perspectivas, creativas, culturales o periodísticas, es fácil encontrar múltiples referencias, a todos los elementos mencionados y a su influencia en el desarrollo y transformación del hecho escénico
La obra teatral de D. Benito Pérez Galdós está menos estudiada que otros aspectos de su importante labor literaria, y sin embargo considero que su dramaturgia supone un referente innovador e imprescindible en la evolución del teatro y de los autores posteriores y que sus aportaciones a este género son fundamentales para comprender la literatura y la sociedad de finales del siglo pasado. El escritor estuvo siempre interesado por el espectáculo teatral y en todo lo que a él concernía: el texto y sus repercusiones formativas y renovadoras, los actores que debían intervenir en las representaciones, las obras que se hacían dentro y fuera de nuestras fronteras y el eco que éstas tenían en los espectadores. En definitiva, todo aquello que tuviera que ver con este hecho cultural no escapaba a la atención del autor.
Este interés hacia el mundo teatral en su conjunto se observa en lugares tan diversos como su producción dramática, en algunos de sus textos (prólogos, artículos, etc.), o en su correspondencia, tanto en la mantenida con directores, actores y actrices, como en la que cruzó con diversos amigos, en cuyas cartas se puede comprobar cómo Galdós seguía con interés las novedades que surgían en las carteleras nacionales y extranjeras, y era informado de ello por estos jóvenes corresponsales, cuando se encontraba alejado de la capital o cuando alguno de ellos viajaba por ciudades europeas.
En sus Memorias de un desmemoriado, Galdós cuenta, pasados más de veinte años, cómo, aún estando inmerso en la creación de varias novelas, sintió deseos de salir "del círculo estrecho de la literatura novelesca para probar fortuna en el arte teatral", pero al evocar sus recuerdos no sólo aporta información de sus inicios como dramaturgo, sino que narra con detalle, los cambios producidos entre los actores del Teatro de la Comedia, donde decidió que se llevara a cabo el estreno de su primer drama.
«Los cómicos de España, como en todas partes, van y vienen de unas compañías a otras. En la Comedia estaba Vico muy considerado y bienquisto y de la noche a la mañana se marchó con su sobrino Antonio Perrín. Tras él se fue Carmen Cobeña. Apenas separados dividieronse nuevamente. Pasados no sé cuantos meses, Vico y su sobrino estrenaban con María Tubau, el drama de Sardou, Thermidor y la Cobeña se agregó a la compañía de Ricardo Calvo y Donato Jiménez, que al poco tiempo apareció en el Principal de Valencia. Mario, ansioso de llenar prontamente el vacío que aquellos artistas dejaron en su teatro, trajo a María Guerrero, cuyo precoz talento se había manifestado en diferentes obras y singularmente en la Doña Inés, del Tenorio, y a Miguel Cepillo, actor ya consagrado por sus extraordinarias cualidades. A estos valiosos elementos añadió un joven todavía desconocido, Emilio Thuillier que no tardó en adquirir celebridad. Con estas figuras y las que ya tenía inauguró Mario, felizmente su temporada en el otoño del 91, anunciando entre otros estrenos, el de Realidad»[1]
En la última de estas tres cartas Dª Emilia, como comisión a sus gestiones, le pide autorización al autor para ser ella quien anuncie la primicia del estreno en su revista Nuevo Teatro Crítico, de Enero de 1892, y así lo hace aprovechando la noticia de la incorporación de Galdós a ese complicado ámbito para, de forma resumida, analizar lo que supone la figura del novelista en el teatro de la época: «...cualquiera comprende que la aparición de Galdós en los carteles no es el advenimiento de un dramaturgo más, sino el de una nueva dirección dramática, que puede modificar nuestra vida escénica, romper troqueles caducos, influir á la vez en autores, actores y espectadores y fundir en una misma aspiración dos géneros que hasta hoy parecían irreconciliables, la novela y el drama [...] por ese camino se ha de ir para lograr infundir espíritus vitales a nuestra desmayada escena, y procurar (dentro de los límites de lo posible y lo justo) inocularle el amor a la verdad...»[2]
Emilia Pardo Bazán señalaba también algunos motivos que pudieron incidir en Galdós para convertirse en autor teatral mencionando móviles personales como probar sus fuerzas en una tarea nueva y estrictamente literaria, pero remarcando el empeño renovador del escritor canario y la importancia de su cooperación en un género que habiendo sido parte fundamental de nuestra gloria literaria, en esos días estaba en decadencia «Aún comprendiendo que todavía sostiene la honra de la literatura dramática algún nombre ilustre y algún generoso esfuerzo, no pudo creer Galdós que su cooperación fuese inoportuna.»[3]
Tras diversas vicisitudes, el 15 de Marzo de 1892, en el Teatro de la Comedia de Madrid tiene lugar la representación del drama Realidad. El paso dado por Galdós de novelista a dramaturgo originó diversas controversias y el estreno de Realidad fue polémico, tanto por ser el autor un novelista de éxito que intenta desarrollar otro campo de actividad, como por el tema central de la obra, un adulterio, que provocó múltiples reacciones negativas, al no ser tratado desde los presupuestos habituales del honor, sino desde una perspectiva completamente distinta. Este enfoque diferente haría exclamar a un crítico que el adulterio era «brutal» y la adultera «repugnante». La obra se mantuvo en cartel desde el 15 de Marzo hasta el 6 de Abril, que finalizó sus representaciones con el beneficio a Pérez Galdós. Durante este periodo algunos días se dieron dos funciones de la obra, y en todos ellos se representó el drama galdosiano.
El Imparcial. Madrid, 16 de marzo de 1892 |
Tanto las críticas a la producción dramática como a las interpretaciones de los actores son variadas en la prensa de la época, pero interesantes, sobre todo para conocer cómo se desarrolló y qué impacto tuvo esta obra en su momento, ya que el estreno fue todo un acontecimiento del que los periódicos informaron abundantemente, comentando desde los detalles fundamentales, o los considerados como tales, hasta las pequeñas anécdotas que tuvieron lugar en relación con el estreno, como el alto precio alcanzado por las localidades, que fue comentado en diversos periódicos, aunque a pesar de su elevado coste, Dª Emilia comentaba que contra lo que algunos temían, «el público no llevó a mal la subida de precios de las localidades en la primera noche».[4] Don Quijote, periódico satírico fundado ese mismo año, publicaría un irónico comentario el 10 de Abril señalando que la empresa de la Comedia valoraba «el mérito de los autores, prejuzgando las obras y expidiendo desde la contaduría patentes de genio. Cuando se estrenó Realidad las butacas costaban 15 pesetas.[5] Ahora se ha estrenado la comedia de Echegaray Sic vos nom vobis y ha fijado en 10 pesetas el precio de dichas localidades. Corolario: La empresa cree que Echegaray tiene cinco pesetas menos de talento que Pérez Galdós»
La opinión de los críticos ante el autor dramático Galdós es diversa, unos ensalzan su valor literario, otros, aún reconociendo su talento como novelista, enjuician negativamente su labor de dramaturgo; los hay que pondrán en duda ambas facetas, aunque la mayoría de ellos en sus reseñas reconocerán que, a lo largo de la noche del estreno, a Galdós se le tributaron varias ovaciones, que algunos articulistas atribuyen más a un reconocimiento por gran parte de público, a su labor como novelista que a su nueva y recién estrenada faceta de dramaturgo, aunque todos sin excepción han de coincidir en la gran ovación que se le tributó al autor. Al finalizar, el público reclamó a Pérez Galdós, a pesar de su modestia, en el escenario para darle la «ovación más frenética, delirante y prolongada que hemos presenciado desde los tiempos del Nudo Gordiano»[6]
NOTAS [1] Benito Pérez Galdós. Memorias de un desmemoriado OC Miscelanea., pag. 1458-59. [2] Emilia Pardo Bazán. Nuevo Teatro Crítico. Revista de Teatros.Nº 13 - Enero 1892 pag. 94-95. [3] Emilia Pardo Bazán. Nuevo Teatro Crítico. Revista de Teatros.Nº 16 -Abril 1892 pag.22. [4] Emilia Pardo Bazán. Nuevo Teatro Crítico. Revista de Teatros.Nº 16- Abril 1892 pag.29. [5] En Blanco y Negr , se publicó que habían costado 25.-Ptas. A. CORZUELO, el 20 de Marzo, no hace una crítica a la obra, a su temática, a su interpetación o su calidad literaria, sino que comenta el precio de las butacas.«¡Cinco duros! ¡¡Veinticinco pesetas!! ¡¡¡Cien reales!!!». [6] El Licenciado Amaniel (Federico Urrechea). El Imparcial. 16.3.1892 [7] Emilia Pardo Bazán. Nuevo Teatro Crítico. Revista de Teatros.Nº 16 - Abril 1892 pag.39 [8] En esta opinión hay una clara referencia al teatro que se estaba haciendo en Europa y que aquí no parecía interesar ni a críticos ni a público en general. [9] Benito Pérez Galdós. Ob. Cit. OC:pag. 1459-60 |
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