Carlos III será el principal protagonista en la segunda edición de las Jornadas Madrileñas de Novela Histórica. La novela Carolus, de la escritora Carolina Molina, y las crónicas contadas por Eduardo Valero, ilustrarán al público asistente sobre la personalidad del monarca, la metamorfosis de nuestra ciudad y la idiosincrasia del pueblo madrileño de aquellos tiempos.
El blog Historia Urbana de Madrid rindió homenaje a Carlos III cuando se celebraba el 229º aniversario de su muerte. Dos artículos contaron los últimos días de vida del rey ilustrado y posterior fallecimiento, acontecido a las 12 y 40 minutos de la noche del sábado al domingo 14 de diciembre de 1788.
Hoy, a modo de introducción, recordamos los acontecimientos que en el año de 1759 supusieron el comienzo de un nuevo Madrid.
De Carlo VII di Borboni a Carlos III de España
Cuando fallece Fernando VI (Villaviciosa de Odón, 10 de agosto de 1759), la Corona de España recae en su medio hermano Carlos VII, entonces rey de Nápoles y Sicilia (Dos Sicilias). Abdicará Carlos en favor de Fernando, su hijo de ocho años, el 6 de octubre de 1759.
Estas fueron las palabras de Carlos III para rehuir de las recomendaciones hechas por el capitán general de la armada D. Juan José Navarro, primer marques de la Victoria, sobre retrasar el viaje a España debido a las inclemencias del tiempo. Y ese mismo día 6 de octubre embarcó la Real familia en el bajel Real Fénix, y al día siguiente, a la mañana, la escuadra de dieciséis navíos y algunas fragatas al mando del marqués pusieron rumbo a Cataluña.
Cataluña, última ciudad que depuso las armas contra los Borbones en la guerra de sucesión, fue la primera en festejar la llegada de Carlos III y su familia el 17 de octubre.
De aquel acontecimiento contaba un testigo anónimo en un manuscrito que los reyes habían bajado del barco vistiendo “[…] casaca de color de plomo, chupa y calzón de paño negro era el de D. Carlos, y el de su esposa una bata de lana como hábito de San Francisco […]” [2]
Hasta el 21 de octubre se alojaron en Barcelona, y ese mismo día partieron rumbo a Madrid recibiendo el afecto de todos los pueblos por los que pasaron.
Llegaron a Zaragoza el 28 de octubre y allí tuvieron que quedarse, pues todos los hijos que viajaban con él enfermaron de sarampión, y su esposa, María Amalia de Sajonia, de “calenturas fluxionales”. Al menos un mes estuvieron en aquella ciudad, continuando el viaje a Madrid el día 1º de diciembre.
Durante el periplo –penoso por las inclemencias del tiempo-, el rey redacto varias Reales órdenes; entre ellas la del 5 de diciembre por la que quedaba prohibidas las luminarias y los tiros en Guadalajara y Alcalá, ni a su entrada en la corte hasta que el rey y toda su familia y comitiva estuviesen en los palacios y en su habitación “para que no sucediera alguna desgracia, alborotándose algún caballo.” ARCHIVO GENERAL CENTRAL—Estado—Legajo 2.901.
El día 8 por la mañana, pasando los reyes por Guadalajara, salió a su encuentro el Infante D. Luis de Borbón y Farnesio; volvió éste a Madrid a las seis de la tarde para dar parte a la reina madre.
Ese mismo día, y a la llegada de la comitiva a Alcalá de Henares, también fueron a rendir honores muchas Damas, Grandes de España, Ministros y otras altas personalidades.
Al anochecer llegaron a Alcalá de Henares. Según un manuscrito de D. Fernández Guerra, pasaron una mala noche:
Tratemos de imaginar cómo se desarrolló el viaje hasta Madrid y lo asombroso que pudo ser contemplar el paso de la comitiva, compuesta por 1.839 individuos.
“[…] y de ellos pertenecían 608 á la real casa; 37 á la real cámara; 14 á la cámara de la Reina; 6 á la de la infanta doña María Amalia; 4 á la de doña Luisa; 13 á la secretaría de Estado; 20 á la real capilla; 559 á la real caballeriza; 109 á la real ballestería; 377 á la real guardia de Corps; y el resto á los criados de los Infantes.” [4]
Llovía en Madrid cuando llegó la Real familia; eran las cuatro o las cinco de la tarde del domingo 9 de diciembre de 1759, día de Santa Leocadia.
Entraron a El Retiro por una puerta del jardín, que estaba fuera de la puerta de Alcalá, y allí salió á recibirles el infante D. Luis. En el Palacio del Buen Retiro, hizo lo propio Isabel de Farnesio, quien recibía al hijo ausente desde hacía veintiocho años.
La reina madre hizo regalos a la recién llegada familia; al rey un espadín guarnecido de diamantes y brillantes; a la reina Amalia un tocador de china y oro en caja de charol, en cuya tapa había un espejo y un reloj, y además un abanico guarnecido de brillantes. A cada infanta le regaló un aderezo de diamantes, uno de ellos con rubíes.
La Corte se había vestido de gala, porque ese domingo 9 de diciembre lo hacían de media gala y sin uniforme, como reza en el Kalendario manual y guía de forasteros en Madrid de 1759:
Y hubo tres días de luminarias, que comenzaron el lunes, día 10.
Horas tardó Carlos III en ponerse a trabajar. La Gaceta de Madrid de los últimos días de diciembre de 1759 y primeros de enero de 1760 da cuenta de lo mucho que se empeñó en poner en orden su reino inmediatamente.
En este sentido, la Gaceta de 26 de febrero de 1760 es explicita:
En el Tomo II de “Vida de Carlos III”, el conde de Fernán-Nuñez nos habla de la intensa actividad del rey. Es curioso saber que, a pesar de lo mucho que hizo por adecentar y embellecer Madrid, residía en la villa no más de sesenta días.
Proclamación de Carlos de Borbón
Isabel de Farnesio, esposa de Felipe V, por el poder que le había conferido el sucesor a la Corona y por la clausula testamentaria de Fernando VI, abandonará su exilio en San Ildefonso para instalarse en el Palacio del Buen Retiro como reina gobernadora. Cogió las riendas nada más fallecer su hijo Fernando, acontecido el 10 de agosto de 1759.
Carlos V de Sicilia y VII de Nápoles no recibirá la triste noticia hasta el 22 de agosto.
El deseo de Isabel de Farnesio era ver a su hijo Carlos en pocos días, más la llegada del rey napolitano se postergó por meses. Entonces, el 18 de Agosto de 1759 se expidió el Real decreto para la proclamación sin señalar día, y se dispuso para la celebración del acto, una plazuela del palacio del Buen Retiro. Madrid comenzó a organizar los festejos.
A las dos y media de la tarde del 11 de septiembre de 1759 se dio la orden para el comienzo de la proclamación del rey Carlos III. Así lo vivió el pueblo madrileño:
Como hemos comentado, Carlos III llegará a Madrid con su familia y séquito el 9 de diciembre de 1759. No cruzarán la Puerta de Alcalá en aquella ocasión sino el 13 de julio de 1760. Ese día hará su entrada triunfal en un Madrid limpio y festivo.
El día 19, en los Jerónimos se celebró la Misa del Espíritu Santo. Acto seguido se dio paso a la lectura de la Escritura de Juramento del rey hacia el reino y de éste hacia su majestad; luego la de juramento y homenaje al sucesor, príncipe de Asturias, D. Carlos Antonio.
Terminado todo el ceremonial se cantó Te Deum, a cargo de la “Música de la Real Capilla”.
Pero de esa entrada triunfal y juramento hablaremos más adelante. Mi colega en esto de contar Madrid, Juan Carlos González (Carpetania Madrid), y yo, hemos convenido acercarnos a la calle de Alcalá, al lugar donde una vez estuvo el Teatro Apolo, para internarnos en esa especie de vórtice por donde Historia Urbana de Madrid realiza sus viajes en el tiempo.
Enlaces relacionados:
- Los últimos días de Carlos III
- Ha muerto Carlos III. Madrid, 1788
El blog Historia Urbana de Madrid rindió homenaje a Carlos III cuando se celebraba el 229º aniversario de su muerte. Dos artículos contaron los últimos días de vida del rey ilustrado y posterior fallecimiento, acontecido a las 12 y 40 minutos de la noche del sábado al domingo 14 de diciembre de 1788.
Hoy, a modo de introducción, recordamos los acontecimientos que en el año de 1759 supusieron el comienzo de un nuevo Madrid.
De Carlo VII di Borboni a Carlos III de España
Cuando fallece Fernando VI (Villaviciosa de Odón, 10 de agosto de 1759), la Corona de España recae en su medio hermano Carlos VII, entonces rey de Nápoles y Sicilia (Dos Sicilias). Abdicará Carlos en favor de Fernando, su hijo de ocho años, el 6 de octubre de 1759.
REDUCCIÓN DEL CUADRO EXISTENTE EN EL MUSEO DEL PRADO, CON EL NÚM. 2.112 DE AUTOR ANÓNIMO, REPRESENTANDO EL ACTO DE RENUNCIAR CARLOS III, SOLEMNEMENTE, LA CORONA DE ÑAPÓLES, EN FAVOR DE SU HIJO FERNANDO IV, NIÑO DE OCHO AÑOS. VER ORIGINAL EN MUSEO DEL PARDO: https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/carlos-iii-renuncia-a-la-corona-de-napoles/43b77f4f-a8b0-4505-8c62-457c1af5b443 |
“Victoria, ya he dicho que á las tres y juntos. Dios sabe las veras con que le he pedido la salud de mi hermano y el ningún deseo que he tenido de poseer sus inmensos bienes. Su Divina Majestad ha querido que yo vaya á España; Él cuidará de nosotros, y se hará su santa voluntad.”[1]
Estas fueron las palabras de Carlos III para rehuir de las recomendaciones hechas por el capitán general de la armada D. Juan José Navarro, primer marques de la Victoria, sobre retrasar el viaje a España debido a las inclemencias del tiempo. Y ese mismo día 6 de octubre embarcó la Real familia en el bajel Real Fénix, y al día siguiente, a la mañana, la escuadra de dieciséis navíos y algunas fragatas al mando del marqués pusieron rumbo a Cataluña.
REDUCCIÓN DEL CUADRO EXISTENTE EN EL MUSEO DEL PRADO CON EL NUM. 2.114 EJECUTADO POR ANTONIO JOLI DE DIPI, PINTOR DE CARLOS III, Y QUE REPRESENTA EL ACTO DE EMBARCARSE EN NÁPOLES. VER ORIGINAL EN MUSEO DEL PRADO https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/partida-de-carlos-de-borbon-a-espaa-vista-desde/952abb29-c741-4ba1-88d2-6b87092dc1b1 |
Cataluña, última ciudad que depuso las armas contra los Borbones en la guerra de sucesión, fue la primera en festejar la llegada de Carlos III y su familia el 17 de octubre.
De aquel acontecimiento contaba un testigo anónimo en un manuscrito que los reyes habían bajado del barco vistiendo “[…] casaca de color de plomo, chupa y calzón de paño negro era el de D. Carlos, y el de su esposa una bata de lana como hábito de San Francisco […]” [2]
Carlos III tomando posesión de la canonjía barcelonesa que le pertenecía como conde de Bercelona. Autor: Tramulles, Manuel (1715/1791) Año: 1770 |
Hasta el 21 de octubre se alojaron en Barcelona, y ese mismo día partieron rumbo a Madrid recibiendo el afecto de todos los pueblos por los que pasaron.
Llegaron a Zaragoza el 28 de octubre y allí tuvieron que quedarse, pues todos los hijos que viajaban con él enfermaron de sarampión, y su esposa, María Amalia de Sajonia, de “calenturas fluxionales”. Al menos un mes estuvieron en aquella ciudad, continuando el viaje a Madrid el día 1º de diciembre.
Durante el periplo –penoso por las inclemencias del tiempo-, el rey redacto varias Reales órdenes; entre ellas la del 5 de diciembre por la que quedaba prohibidas las luminarias y los tiros en Guadalajara y Alcalá, ni a su entrada en la corte hasta que el rey y toda su familia y comitiva estuviesen en los palacios y en su habitación “para que no sucediera alguna desgracia, alborotándose algún caballo.” ARCHIVO GENERAL CENTRAL—Estado—Legajo 2.901.
MERCURIO HISTORICO Y POLITICO… MES DE DICIEMBRE DE 1759 © BNE-HD © 2017 Eduardo Valero García-HUM 017-001 CARLOS III © 2017 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325 |
El día 8 por la mañana, pasando los reyes por Guadalajara, salió a su encuentro el Infante D. Luis de Borbón y Farnesio; volvió éste a Madrid a las seis de la tarde para dar parte a la reina madre.
Ese mismo día, y a la llegada de la comitiva a Alcalá de Henares, también fueron a rendir honores muchas Damas, Grandes de España, Ministros y otras altas personalidades.
Al anochecer llegaron a Alcalá de Henares. Según un manuscrito de D. Fernández Guerra, pasaron una mala noche:
“De notar es que al llegar la familia Real á Alcalá de Henares, al anochecer del 8 de diciembre, no habia en el palacio arzobispal mueble ni aparato alguno, y mientras se buscaron mesas fue necesario poner las luces en el suelo. No habiendo podido llegar las tandas en que venian las camas de los Infantes por lo impracticable de los caminos, mandó el Rey sacar de su cama un colchón, que se tendió sobre las baldosas, para las dos Infantas; el conde de Oñate dio otro colchón para los dos Infantes pequeños, y los dos mayores se acomodaron en unas sillas.” [3]
Tratemos de imaginar cómo se desarrolló el viaje hasta Madrid y lo asombroso que pudo ser contemplar el paso de la comitiva, compuesta por 1.839 individuos.
“[…] y de ellos pertenecían 608 á la real casa; 37 á la real cámara; 14 á la cámara de la Reina; 6 á la de la infanta doña María Amalia; 4 á la de doña Luisa; 13 á la secretaría de Estado; 20 á la real capilla; 559 á la real caballeriza; 109 á la real ballestería; 377 á la real guardia de Corps; y el resto á los criados de los Infantes.” [4]
Llovía en Madrid cuando llegó la Real familia; eran las cuatro o las cinco de la tarde del domingo 9 de diciembre de 1759, día de Santa Leocadia.
El Buen Retiro en 1637. Cuadro atribuido a Jusepe Leonardo. https://es.wikipedia.org/wiki/Palacio_del_Buen_Retiro#/media/File:Palacio_Buen_Retiro_Leonardo.jpg |
Entraron a El Retiro por una puerta del jardín, que estaba fuera de la puerta de Alcalá, y allí salió á recibirles el infante D. Luis. En el Palacio del Buen Retiro, hizo lo propio Isabel de Farnesio, quien recibía al hijo ausente desde hacía veintiocho años.
La reina madre hizo regalos a la recién llegada familia; al rey un espadín guarnecido de diamantes y brillantes; a la reina Amalia un tocador de china y oro en caja de charol, en cuya tapa había un espejo y un reloj, y además un abanico guarnecido de brillantes. A cada infanta le regaló un aderezo de diamantes, uno de ellos con rubíes.
La Corte se había vestido de gala, porque ese domingo 9 de diciembre lo hacían de media gala y sin uniforme, como reza en el Kalendario manual y guía de forasteros en Madrid de 1759:
“Aquella noche estuvo en palacio todo Madrid, pero los Reyes dieron á las ocho la orden de retirarse y de que al día siguiente volviesen á las nueve, y á las diez ya estaba el Rey en la cama descansando de las molestias del viaje. En los días sucesivos quedó sati fecha la pública ansiedad, y el Rey comenzó el gobierno del país […]” [5]
Y hubo tres días de luminarias, que comenzaron el lunes, día 10.
Horas tardó Carlos III en ponerse a trabajar. La Gaceta de Madrid de los últimos días de diciembre de 1759 y primeros de enero de 1760 da cuenta de lo mucho que se empeñó en poner en orden su reino inmediatamente.
En este sentido, la Gaceta de 26 de febrero de 1760 es explicita:
Fragmento de GACETA DE MADRID, Nº. 9, 26 de febrero de 1760, pp. 71-72 Origen del documento: Agencia Estatal del Boletín Oficial del Estado |
En el Tomo II de “Vida de Carlos III”, el conde de Fernán-Nuñez nos habla de la intensa actividad del rey. Es curioso saber que, a pesar de lo mucho que hizo por adecentar y embellecer Madrid, residía en la villa no más de sesenta días.
“Pasaba en el Sitio de El Pardo desde el 7 de Enero hasta el sábado de Ramos, que volvía a Madrid. Allí estaba diez días, y el miércoles, después de Pascua, por la mañana, a las siete, salía para Aranjuez, donde permanecía hasta últimos de Junio, día más o menos. Pasaba en Madrid desde este día hasta el 17 o el 18 de julio, que marchaba a comer, cazar y dormir a El Escorial, y de allí, al día siguiente, al Sitio de San Ildefonso. Allí se detenía hasta el 7 o el 8 de Octubre, que bajaba a El Escorial, de donde se restituía a Madrid entre el 30 de Noviembre y el 2 de Diciembre, y permanecía allí hasta el 7 de Enero siguiente, de modo que pasaba en Madrid unos setenta días y el resto del año en el campo.”
Proclamación de Carlos de Borbón
Isabel de Farnesio, esposa de Felipe V, por el poder que le había conferido el sucesor a la Corona y por la clausula testamentaria de Fernando VI, abandonará su exilio en San Ildefonso para instalarse en el Palacio del Buen Retiro como reina gobernadora. Cogió las riendas nada más fallecer su hijo Fernando, acontecido el 10 de agosto de 1759.
Carlos V de Sicilia y VII de Nápoles no recibirá la triste noticia hasta el 22 de agosto.
El deseo de Isabel de Farnesio era ver a su hijo Carlos en pocos días, más la llegada del rey napolitano se postergó por meses. Entonces, el 18 de Agosto de 1759 se expidió el Real decreto para la proclamación sin señalar día, y se dispuso para la celebración del acto, una plazuela del palacio del Buen Retiro. Madrid comenzó a organizar los festejos.
A las dos y media de la tarde del 11 de septiembre de 1759 se dio la orden para el comienzo de la proclamación del rey Carlos III. Así lo vivió el pueblo madrileño:
“Salió el Conde de Altamira, Alférez Mayor que llebó el estandarte, con un grande acompañamiento de Grandes, Gentiles hombres de cámara, cavalleros, títulos y particulares, la villa con sus Mazeros, todos a cavallo; y llegaron á las cinco de la tarde al Palacio del Buen retiro en que estaba la reyna Madre nuestra señora y el Sr. Infante D. Luis, con grande comitiba de embaxadores y familia y enfrente el tablado donde se havia de ejecutar la funzión en el Patio que llaman de la Pelota […] Esta publicazion se ha repetido en la Plaza Mayor, la de las descalzas Reales y en la de la villa, y á la noche en Palacio estaba Iluminado de Achas; se dio fuego á un Castillo de Polbora de vella Idea, y en la villa otro asimismo dispuesto á este fin.
Toda la carrera ha estado preciosamente adornada de buenas Ideas, con tapices, Damascos y otras colgaduras.
La Iluminación y gala continuara hasta los tres días, en los que los Tribunales han hecho sus feriados.
Mañana esta la orden el besamanos al Pueblo y Damas á la noche, y el 13 para solo los consejos y Tribunales.
El 12 y 13 se celebrará fiestas de toros con lo que el Pueblo está sumamente regozijado y de afuera han acudido infinitas Personas". [8]
Como hemos comentado, Carlos III llegará a Madrid con su familia y séquito el 9 de diciembre de 1759. No cruzarán la Puerta de Alcalá en aquella ocasión sino el 13 de julio de 1760. Ese día hará su entrada triunfal en un Madrid limpio y festivo.
El día 19, en los Jerónimos se celebró la Misa del Espíritu Santo. Acto seguido se dio paso a la lectura de la Escritura de Juramento del rey hacia el reino y de éste hacia su majestad; luego la de juramento y homenaje al sucesor, príncipe de Asturias, D. Carlos Antonio.
Terminado todo el ceremonial se cantó Te Deum, a cargo de la “Música de la Real Capilla”.
Pero de esa entrada triunfal y juramento hablaremos más adelante. Mi colega en esto de contar Madrid, Juan Carlos González (Carpetania Madrid), y yo, hemos convenido acercarnos a la calle de Alcalá, al lugar donde una vez estuvo el Teatro Apolo, para internarnos en esa especie de vórtice por donde Historia Urbana de Madrid realiza sus viajes en el tiempo.
Eduardo Valero García
Enlaces relacionados:
- Los últimos días de Carlos III
- Ha muerto Carlos III. Madrid, 1788
Bibliografía
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Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor.
[1] Ferrer del Río, Antonio (1856) D. Carlos, Rey de Nápoles y Sicilia. En: Historia del Reinado de Carlos III en España. Madrid. Imprenta de los Señores Matute y Compagni, Tomo I, Cap V, pp. 193-236 [2] Ibídem, Tomo I, Libro primero, Cap. I, p. 240. Nota del autor: “«Que no era de muy buena calidad el paño» se lee en un manuscrito que posee el distinguido literato D. Aureliano Fernandez Guerra y Orbe; manuscrito anónimo, aunque parece obra de testigo de vista y al alcance de penetrar misterios de corte, según se colige de otras noticias interesantes que apuntaba tan luego como le eran conocidas. Esto da al manuscrito valor sumo y mueve á sentir que solo comprenda los primeros años del reinado de Carlos III.” [3] Ibídem, pp. 240-241 Manuscrito del Sr. Fernandez Guerra. Nota del autor: También de esto hay relación impresa con el título de Zaragoza festiva en los fieles aplausos del ingreso y mansión en ella del Rey nuestro Señor B. Carlos III. Allí se mencionan de paso los festejos de otros pueblos aragoneses. [4] BIBLIOTECA HERRERA—Tomo LV de Folletos—núm. 3—Barcelona—1759 -por Juan Antonio Piferrer. [5] Danvila y Collado, Manuel (1894) Reinado de Carlos III. Carlos III Rey de España. En: Historia General de España. Madrid. El Progreso Editorial. Tomo II, Cap. I, pp. 3-66 [8] Noticia individual por D. JUAN DE MIRANDA—Norma de Reales proclamaciones castellanas, según lo dispuso el Licenciado D. SILVESTRE PALOMARES ESTÉVAN—Madrid—1759—HERRERA—Medallas y proclamaciones con cita de los folletos publicados—Madrid 1882. • Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación. • En todas las citas se ha conservado la ortografía original. • De las imágenes: Muchas de las fotografías y otras imágenes contenidas en los artículos son de dominio público y correspondientes a los archivos de la Biblioteca Nacional de España, Ministerio de Cultura, Archivos municipales y otras bibliotecas y archivos extranjeros. En varios casos corresponden a los archivos personales del autor-editor de Historia Urbana de Madrid. La inclusión de la leyenda "Archivo HUM", y otros datos, identifican las imágenes como fruto de las investigaciones y recopilaciones realizadas para los contenidos de Historia Urbana de Madrid, salvaguardando así ese trabajo y su difusión en la red. Ha sido necesario incorporar estos datos para evitar el abuso de copia de contenido sin citar las fuentes de origen de consulta. En todos los casos cítese la fuente: Jornadas Madrileñas de Novela Histórica (2017) "De Carlo VII di Borboni a Carlos III de España", en: https://jornadasnovelahistoricamadrid.blogspot.com
Autor-editor: © Eduardo Valero García
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